Del 7 al 10 de diciembre, tuve la oportunidad de realizar un tour a Ayacucho, una ciudad que superó todas mis expectativas. Todo comenzó con un vuelo desde Lima que, en apenas 30 minutos, me llevó a un lugar lleno de historia, cultura y belleza. Al llegar, quedé impresionado por la limpieza de la ciudad, sus calles llenas de vida y sobre todo, por la calidez y educación de su gente.
El motivo principal de mi viaje fue celebrar el bicentenario de la Batalla de Ayacucho, un evento que no solo selló la independencia del Perú, sino también la libertad de toda Sudamérica, desde niño siempre me han fascinado los temas históricos y este en particular, ha sido uno de los más relevantes para mí. Poder estar presente en un momento tan significativo fue un sueño hecho realidad.
Uno de los puntos más destacados de mi experiencia fue visitar el distrito de Quinua, donde se encuentra la histórica Pampa de Ayacucho. Allí, presencié la escenificación de la batalla, un evento cargado de emoción y simbolismo. Ver representados los sacrificios y la valentía de quienes lucharon por nuestra libertad fue un recordatorio profundo de la importancia de este hecho histórico.
La ciudad de Ayacucho brilló no solo por su historia, sino también por su cultura. Durante mi visita, tuve la oportunidad de disfrutar de una feria gastronómica que integraba juegos y dinámicas relacionadas con preguntas de historia del bicentenario, lo que me pareció una forma muy acertada de educar y entretener al mismo tiempo. Además, los monumentos e iglesias históricas de la ciudad destacaban por su majestuosidad y por ser testimonios vivos del pasado.
La Batalla de Ayacucho marcó un antes y un después, no solo para el Perú, sino para toda Sudamérica. Fue el acto definitivo que puso fin al dominio español en la región. Estar en la Pampa de Ayacucho y caminar por el lugar donde se definió nuestra libertad fue una experiencia única, un puente entre el pasado y el presente que me llenó de orgullo y reflexión.
Ayacucho es mucho más que un lugar, es el alma de nuestra libertad, el escenario donde se escribió el capítulo más trascendental de nuestra historia. En la Pampa de Ayacucho se alzó la esperanza con la frase: «¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur, otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia.» Estas palabras no solo marcaron un día de gloria, sino que debería vibrar en el corazón de cada peruano, recordándonos que el sacrificio y la valentía pueden cambiar el destino de una nación.